Satta, Vicenzo
Satta, Vicenzo 1937 - Nuoro, Italia Nacido en Nuoro en 1937, Vincenzo Satta estudió en el instituto de arte Sassari y más tarde, tras mudarse a Bolonia en 1960, obtuvo un diploma con una tesis sobre Paul Klee en el departamento de pintura (Mandelli y Manaresi) de la academia de bellas artes de Bolonia. Su arte maduró durante la década de 1960 y se caracteriza por un proceso de superación de la figuración, lo que, a fines de la década, lo llevó a trasladar a un lenguaje geométrico lo simbólico-representacional de sus inicios. Esta fue una etapa decisiva en la que Satta llegó a una visión diferente de la pintura como un lenguaje libre de referencias naturalistas al paisaje que, de todos modos, había servido para desarrollar su personal sensibilidad cromática. Sus exposiciones, después de su primera muestra individual en 1967 en la Galleria Il Cancello, Bolonia, (con una presentación de Andrea Emiliani), continuaron durante la década de 1970 con muestras en varios espacios públicos y privados, entre los que debe mencionarse el grupo de 1972 espectáculo presentado por Francesco Arcangeli en la Galleria delle Ore, Milán. Entre otras exposiciones, cabe mencionar también algunas exposiciones individuales de prestigio a finales de la década (1978) en la Sala Comunale d'Arte Contemporanea, Alessandria, y en el Centro di Attività Visive, Palazzo dei Diamanti, Ferrara (catálogo con ensayos de G.M. Accame y P.G. Castagnoli). Su participación en la muestra de 1979 “Stanza del Gioco” en la Pinacoteca de Rávena, comisariada por P.G. Castagnoli y P. Fossati, era de un nivel cultural importante. Está documentado en la revista “La tradizione del nuovo”, III, n. 5, editado por Giulio Guberti. Entre los otros críticos cuya apreciación de la obra de Satta durante la década de 1970 se distinguió por sus presentaciones y reseñas, estaban Flavio Caroli, Adriano Baccilieri, Luigi Lambertini, Paride Chiappatti, Giorgio Ruggeri, Marisa Vescovo y Mario Ramous, todos de acuerdo en reconocer la particular cualidad pictórica que alcanzó el artista en su búsqueda de la “pureza abstracta”. A partir de la década de 1980 hubo un tipo de cambio morfológico que coincidió con una tensión imaginativa diferente, ya no atada a las bases de la geometría sino a ritmos espaciales fluidos y dinámicos. Se trata de visiones inestables en las que el viaje mental de Satta se encuentra con formas, vibraciones y vaivenes impredecibles que van conformando su singular alfabeto gráfico-pictórico, constantemente indagado por la crítica que lo sigue con mayor interés: Claudio Cerritelli , Fabrizio D'Amico, and Dario Trento. A principios de la década de 1990, la pintura de Satta proponía una caligrafía inmediata y mutable, con una alusión explícita al canto del color como partitura musical llena de variaciones cautivadoras. La visión está confiada a partículas luminosas que se atraen recíprocamente, con un tejido que se llena de líneas que fluyen libremente, un campo lleno de pura sensibilidad cromática, donde la imagen es pura vibración luminosa. Entre las numerosas muestras que documentaron su constante actividad cabe mencionar, finalmente, las de la Frankfurter Westend Galerie, Frankfurt (C. Schicktanz), el Padiglione d'Arte Contemporanea, Ferrara, y su primera muestra antológica organizada en 1999 en el MAN museo en Nuoro.
