Fundación Aldo Rubino

INSTANTE ETERNO – Fabián Burgos

INSTANTE ETERNO – Fabián Burgos

La asociación de palabras Instante eterno constituye lo que se llama un oxímoron; esto significa que, a pesar de poseer significados antagónicos, esta unión de términos genera un nuevo sentido.

Resulta sugestivo plantear el abordaje de la exposición bajo este título, la exposición sugiere un marco de referencia pertinente para la aproximación a la obra de Fabián Burgos y la línea óptica en la que el artista se inscribe y actualiza.

Las tendencias óptico-cinéticas de los 60 tienen su origen en las investigaciones científicas iniciadas a principios del siglo XX y en el creciente interés en la fisiología y la psicología de la percepción. En el arte cinético el tiempo se convierte en un elemento intrínseco de la experiencia artística. A partir del cual el espectador comprende los efectos ópticos que son inherentes al objeto.

Si bien la gran mayoría de las obras que componen la exhibición presentan movimiento, este no puede ser circunscrito en instantes (t), porque no existe un desplazamiento que se pueda cuantificar. Considerando tiempo-espacio como una entidad indivisible, no nos queda más que un tiempo ilimitado, eterno, que no tiene principio ni fin. Como todo arte auténtico, la obra de Burgos, trasciende los límites temporales y el umbral de lo tangible.

La importancia del espectador como entidad en el que se actualizan los efectos y el sentido propuesto por Burgos en cada una de sus obras, se hace presente a lo largo su producción. Indagando en la fisiología de la percepción, el artista pone en crisis los conceptos de fondo y figura en sus Espirales y en sus Líneas paralelas de aparente inclinación. Asimismo en la percepción de estructuras bicolores presentes en sus homenajes a Riley y Soto, Horas enteras, Giro y círculos sobre rojo y Eso.

El interés del artista en el campo de la física se materializa de forma ineludible en las piezas tituladas Sin fin, presentadas como simplificaciones de diagramas de resistencia eléctrica. Así como también despliega en su pintura gradaciones cromáticas inspiradas en la representación del espectro de luz visible por el hombre, tal es el caso de la obra Velocidad.

En 2013 Burgos presenta la exposición Comiéndose a Raúl, en la que sorprende con un conjunto en el que primó su gestualidad y la importancia de la interpretación por parte del espectador con obras libres de efectos ilusorios. Exhibe diseños geométricos simplificados y letras del alfabeto sintetizadas, E, L, N, Z, O, X, H, junto a piezas que sólo en algunos casos remitían a su producción de años anteriores, como Cercos y Sin Fin. La selección se completó con Posesión, en la que el artista representa la clásica calavera de la bandera pirata conocida como “Jolly Roger”. Para el caso de las letras y de la calavera, Burgos emplea un enmarque que recorta y debilita la filiación literal por parte del espectador, transformando nuestra mirada con un gesto que nos compele a completar dichas piezas con nuestra reflexión.

Resulta sugerente, acercarse a la imagen de Posesión recordando la ley de conservación de la energía: “Nada se pierde, todo se transforma”. En este sentido, las obras de Burgos se ocupan de los fenómenos perceptivos como una manera de conocimiento del mundo, y son eminentemente depositarias de una inquietud mística que trasciende la realidad física

Fecha

10 May 2014 - 13 Jul 2014
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Curadoría

María Constanza Cerullo
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