ÉPSILON. ABSTRACCIONES DESCENTRADAS
La muestra “Épsilon. Abstracciones descentradas” indaga en la renovación y expansión del campo escultórico desde la selección de obras de seis artistas contemporáneas en contrapunto con tres históricas.
Artistas: Irina Kirchuk, Marcolina Dipierro, Jane Brodie, Elena Dahn, Dolores Furtado, Silvana Lacarra, Noemí Gerstein, Alicia Penalba y María Juana Heras Velasco.
La curadora cita que “La idea fue pensar qué tipo de precedentes históricos había para entender el trabajo que están haciendo estas seis artistas contemporáneas, tratar de darles un contexto y una historia. Todas tienen un énfasis en lo espacial, lo procesual y en el trabajo de materiales. La muestra está organizada a partir de las pautas formales que sugieren cada una de las artistas históricas”. De esta manera, por ejemplo, una escultura de Alicia Penalba (1913-1982) de fines de los 70, una pieza abstracta de bronce que sobresale de su base a través de una serie de repetición de módulos, evidencia una textura rugosa que la curadora encuentra similar a la superficie de la obra de Jane Brodie, un site specific que consistió en volcar brea sobre la sala del museo, un accidente que interrumpe el paso al espectador. Casi enfrente de estas dos obras, Elena Dahn coloca una malla de látex sobre la pared que luego arranca por partes.
“Es la posibilidad de ver esos contrastes, la variedad de recursos que tiene la abstracción para mostrar experimentaciones sobre el espacio, con los materiales y en la relación con el espectador”.
El trabajo con los materiales, justamente, es uno de los temas destacados por la curadora por un particular motivo: “En una programación pensada alrededor del género, me parecía interesante hablar de la escultura en las mujeres porque hace décadas, a principios de siglo pasado, reinaba la idea de que la escultura no era un medio apropiado para mujeres porque se suponía que no podían tener la fuerza física que se requería -prejuicios que sufrió por ejemplo Lola Mora-, y lo cierto es que la abstracción escultórica de mujeres se viene haciendo hace años”. El heterogéneo conjunto ofrece entonces formas geométricas, orgánicas o abyectas, texturas rugosas o superficies industriales, composiciones abiertas o cerradas, que “coinciden en un replanteamiento contemporáneo de la relación entre objeto y mundo”.
“Lo que querían hacer los primeros abstractos, al no representar nada (ninguna figura), era presentar formas y belleza a la cual pudiera acceder cualquier persona. La idea de la abstracción entonces era una utopía democrática, que surgió en el ambiente de la Rusia pre revolucionaria. Al ver esta exposición, el visitante va a conectar con las sensaciones que le produce la obra, sensaciones puramente perceptuales y personales”.